Reflexionando sobre esta película me he dado cuenta de que se trata de un nóstos, un tema de la mitología griega que es el del regreso a casa. La Odisea es un nóstos y la historia de Héracles también lo es. De nóstos viene la palabra nostalgia que es el dolor por el regreso a casa. En el caso de esta tierna película, el protagonista atraviesa mil y un aventuras para regresar a casa. Lo que le da un carácter muy especial para los niños es el hecho de que es un perrito, Bolt, quien debe regresar a casa y en la vida real esas historia ocurren: cuántas veces escuchamos de historias fascinantes de perritos que se pierden y que incluso atraviesan continentes para poder regresar con sus dueños. Así de fieles son los perros. Por otro lado el nóstos es una metáfora de la vida porque la vida puede ser vista como un viaje.
Bolt es un Pastor blanco suizo que ha sido criado en un set de televisión (un homenaje a The Truman Show) y se cree un superperro. Tiene poderes sorprendentes. Las personas se caen ante él como si los hubiera golpeado muy fuerte, las cosas se derriten ante su mirada, y tiene un superladrido. Por supuesto que todo esto es creado en el set pero él lo cree. Aquí se plantean tácitamente cuestiones como la experiencia de la realidad, ya que aceptamos la realidad tal y como se nos presenta y probablemente cada uno de nosotros tiene realidades diferentes.
Pero Bolt se pierde y termina de pronto en la calle, en la vida real. Esto lo obligará a descubrirse a sí mismo, pero al mismo tiempo sacará adelante un heroísmo más real y más grande. Bolt conoce a Mittens, una gata abandonada que tiene mucha calle, a diferencia de Bolt. Ella, con sarcasmo y sentido de la realidad, lo ayudará no sólo a encontrar a Penny, su dueña, sino a reconocer que no tiene poderes, que tiene heridas y hambre como todo ser vivo.
Mittens termina admirando a Bolt por su fuerte voluntad y buenos sentimientos y es testigo de su valentía. Ya sabemos que Bolt no tiene un superladrido pero en el fondo lo tiene, de alguna manera, cuando salva a su dueña ladrando a través del ducto de ventilación que produce un efecto de amplificador, llamando la atención de los bomberos que van en su ayuda.
El superladrido era real.
Esta película nos hace sentir que ser héroes es un asunto de integridad y no tanto de imaginarios superpoderes. Al fin y al cabo los ficticios superpoderes de las películas son metáforas de nuestra capacidad de actuar en el mundo. También nos enseña que debemos ver la vida como una aventura sin miedos ni victimismos.
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