Esta película está basada en un cuento japonés del siglo X, el cuento del Cortador de Bambú considerado el texto japonés más antiguo que existe. Es una alegoría del ciclo de la vida, donde se aprecia todas las etapas de crecimiento de Kaguya en un ambiente apacible, tal como lo es su espíritu lunar.
Este cuento habla de cómo unos ancianos que no podían tener hijos encuentran una hermosa princesita dentro de un tallo de bambú. Kaguya significa "luz brillante" y provenía de la luna. Al llegar a casa, se convierte en un bebé y empieza a desarrollarse como un ser humano de la tierra. La princesa por momentos entona melancólicas canciones sin saber por qué. También crece rapidísimo como el bambú, por eso sus amigos del campo la llamarán tallo de bambú. Ella se cría sanamente en la naturaleza de manera sencilla y libre. Hay una admiración de Takahata, el octogenario director de la película, por la naturaleza, por la vida sencilla y sin imposturas.
Mágicamente, los padres de Kaguya, reciben del bambú una gran riqueza y hermosas telas. Ellos lo interpretan como un mensaje del cielo que les dice que deben llevar a su hija a la ciudad y educarla en la tradición de la nobleza japonesa. En la película hay una crítica a esta tradición porque ella cuestionará todo el tiempo a su institutriz. Kaguya quiere dibujar libremente, cantar, caminar como le plazca, pero las normas indican que debe hacerlo todo de una manera muy estudiada, recatada y específica. Ella aceptará todo esto por amor a sus padres quienes tienen ilusión por verla hecha toda una dama. Pero por dentro sufre.
Luego vendrá toda una parafernalia relacionada con la ceremonia de su maduración y la aparición de cinco pretendientes quienes no satisfacen las expectativas de la princesa. Ella les pide cosas imposibles como muestra de su amor y ellos consiguen farsas que ella descubre fácilmente. Al principio ella se reirá pero al final es tal la decepción que ella llorará. Lo peor de todo vendrá cuando llega el mismo Emperador a pretenderla, pero lo hace de manera violenta y autoritaria, quiere obligarla a ser una más de su corte. Kaguya escapa pero ya no deseará más vivir entre los seres humanos y pedirá a la luna que se la lleve.
La partida de Kaguya es sumamente conmovedora, ver a sus ancianos padres haciendo todo lo posible por evitar perderla y verla partir de este mundo, nos hace sentir el desconsuelo de la pérdida. Ahora Kaguya sabe lo que es ser humano y la dulzura y acidez que eso conlleva.
La película está hecha en un estilo de dibujo muy sencillo y delicado como hecho a mano, pero muy hermoso, tal como son las acuarelas japonesas y tiene momentos en que la acción se manifiesta con trazos gruesos y pinceladas que hacen sentir más intensamente el movimiento. Es una belleza de película. Se puede apreciar la elegancia de las formas, la delicadeza de los rasgos, la presencia de los objetos en esa sencillez. Todo narrado de forma poética.
La música de Joe Hisaishi es, como siempre, un agradable y acogedor ambiente para la película.
La princesa Kaguya es un poema hecho película, para verla y disfrutarla plácidamente.
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